Todavía resuenan los ollares
de los últimos potros que se alejan.
Y me miro y me adentro
en los mordientes de las aguas blancas.
Aquí se erige la quietud
como pájaro mudo y el silencio
grita al áspid del claro que se asoma
desde el húmedo seno de lo umbrío.
Alzo al aire mis manos y no hay ruta ni vértice
ni nada que me alumbre.
¿Qué estoy haciendo yo
en medio de esta soledad
que me anuda al paisaje,
que me hila en su rueca de niebla?
Y pregunto insistente...
Y digo tiempo, tiempo, tiempo.
Y palmeo en el polvo de este muro
para nublar el ojo,
para ocultar quizá con ello
que hace tiempo que sé que no hay respuestas.
Autor: Felipe Fuentes García
(*) Del libro En la ebriedad del bosque
Feliz de ser testigo del renacimiento de este espacio de maravillas. No está tan mudo el pájaro si puede abrir sus alas de esta manera,Poeta,los versos calan hondo. Un fuerte abrazo con la admiración de siempre.
ResponderEliminarViví
Me alegra, Viví, tu paso por estas "Aves", que están a tu disposición, si deseas colaborar en ellas con alguno de tus magníficos poemas. Te agradezco tu valiosa opinión.
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo.
Felipe.